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Pie diabético: señales de alarma y cómo prevenir complicaciones graves

La diabetes, tanto de tipo 1 como de tipo 2, puede afectar gravemente la salud de los pies. El pie diabético es el conjunto de complicaciones que surgen cuando los nervios y la circulación de los pies se ven dañados por la diabetes. Esto provoca que heridas aparentemente pequeñas no se sientan o no sanen adecuadamente, aumentando el riesgo de infecciones profundas. Detectarlo a tiempo es fundamental porque estas lesiones pueden derivar en úlceras graves e incluso amputaciones.

En esta nota te explico qué es el pie diabético, sus señales de alarma y ofrecemos consejos prácticos sobre cómo prevenir el pie diabético para evitar complicaciones graves.

 

¿Qué es el pie diabético?

Se denomina pie diabético al conjunto de problemas que se desarrollan en los pies de personas con diabetes. En esta enfermedad, los niveles altos de azúcar en sangre dañan los nervios (neuropatía) y las arterias de las piernas. El daño nervioso provoca pérdida de sensibilidad (entumecimiento, hormigueo o dolor) en los pies. Al mismo tiempo, las arterias se endurecen y obstruyen, reduciendo el flujo de sangre a los pies. Al faltar oxígeno y nutrientes, cualquier pequeña herida tarda más en sanar. En conjunto, estos factores permiten que cortaduras o ampollas pasen inadvertidas y se infecten con facilidad. Con el tiempo, puede aparecer una úlcera en el pie, que es especialmente peligrosa.

En resumen, el pie diabético es la consecuencia de tener nervios entumecidos y mala circulación en los pies: las lesiones no se sienten y no cicatrizan correctamente, lo que facilita que deriven en problemas mayores.

 


¿Por qué es importante detectarlo a tiempo?

La detección temprana del pie diabético es clave para prevenir problemas mayores. Revisar los pies diario ayuda a identificar lesiones incipientes y tratarlas antes de que se agraven. Por ejemplo, pequeños cortes o ampollas que no reciben atención pueden infectarse rápidamente. El CDC (Centro para el Control de Enfermedades de EE. UU.) señala que el tratamiento inmediato de cualquier herida reduce drásticamente el riesgo de amputación. De hecho, el NIH (National Institutes of Health) advierte que las úlceras de pie diabético sin tratamiento son la causa más común de amputaciones en personas con diabetes. En cambio, curar una herida a tiempo y controlar la infección evita que el problema escale. En pocas palabras: identificar y tratar temprano las señales de alarma en los pi es puede salvar dedos, pies o incluso la vida.


 

Principales señales de pie diabético

Las siguientes señales de alarma en los pies pueden indicar la presencia o el riesgo de pie diabético. Ante cualquiera de ellas es crucial buscar atención médica de inmediato:

  • Entumecimiento u hormigueo: Sensación de adormecimiento, cosquilleo o quemazón en los pies, típico de neuropatía diabética. Este síntoma indica daño en los nervios que impide sentir pinchazos o cortes.

  • Heridas o llagas que no sanan: Cortes, ampollas o úlceras que tardan en cicatrizar (o que incluso duelen poco) son muy preocupantes. La diabetes dificulta la curación normal, por lo que estas lesiones pueden infectarse con facilidad.

  • Enrojecimiento, calor o hinchazón: Zonas rojas, calientes o inflamadas en el pie pueden indicar una infección o inflamación local. Por ejemplo, un pie enrojecido o hinchado sin causa aparente debe examinarse, pues puede ocultar una infección temprana.

  • Cambios en la piel y las uñas: Piel muy seca y agrietada, callos gruesos o uñas encarnadas/deformadas son señales de alerta. Estas alteraciones aumentan el riesgo de cortes o heridas.

  • Pies fríos o pálidos: Si la circulación empeora, los pies pueden verse muy fríos o de color más claro (pálidos) al tacto. Esto indica que llega poca sangre al pie, una situación que dificulta la curación de cualquier lesión.

  • Zona caliente en el pie: Un punto inusualmente caliente al tacto puede ser la primera señal de que se está formando una ampolla, infección o úlcera en el pie.


Ante cualquiera de estos síntomas —especialmente cambios en la piel, heridas que no sanan o sensación de entumecimiento— es vital actuar rápido para evitar complicaciones graves.



Factores de riesgo y causas más comunes

Varios factores aumentan la probabilidad de desarrollar pie diabético. Entre los principales se encuentran:

  • Control deficiente de la diabetes: Niveles altos de glucosa sostenidos dañan los nervios y vasos sanguíneos.

  • Tiempo de evolución de la diabetes: Cuantos más años se tenga la diabetes, mayor es el riesgo de complicaciones como neuropatía y mala circulación.

  • Obesidad o sobrepeso: El exceso de peso agrava la resistencia a la insulina y contribuye al mal control metabólico, afectando negativamente la circulación.

  • Hipertensión arterial y dislipidemia: La presión alta y los niveles elevados de colesterol o triglicéridos aceleran la aterosclerosis (endurecimiento de las arterias), empeorando el flujo sanguíneo en las piernas.

  • Tabaquismo: Fumar es muy perjudicial porque daña las arterias y reduce aún más el flujo de sangre a los pies.

  • Sedentarismo: La falta de ejercicio afecta la circulación. Una vida sedentaria favorece la acumulación de placa en las arterias y dificulta el flujo sanguíneo.

 

La combinación de neuropatía diabética (daño nervioso) y mala circulación es la causa básica del pie diabético. Los factores anteriores aceleran este proceso, por lo que hay que controlarlos especialmente si se padece diabetes.



Consecuencias de no tratar el pie diabético

Si no se trata a tiempo, el pie diabético puede conducir a complicaciones muy serias. Una lesión menor puede infectarse y convertirse en una úlcera profunda. Con el tiempo, esto puede generar gangrena (muerte del tejido) en el pie.

Según el NIH, las úlceras de pie diabético no tratadas son la causa más común de amputaciones en pacientes diabéticos. Además, las infecciones profundas pueden afectar los huesos del pie e incluso migrar hacia otras partes del cuerpo, lo que pone en riesgo la vida. Cabe resaltar que las amputaciones, además de reducir la movilidad, pueden complicarse con infecciones sistémicas. Por ello, no se debe ignorar los problemas de los pies y tratarlos a tiempo es vital para conservar la extremidad y la salud general.

 


Consejos prácticos para prevenir el pie diabético

La buena noticia es que muchas de estas complicaciones se pueden prevenir con cuidados diarios y control médico. A continuación, algunos consejos prácticos:

  • Controle sus niveles de azúcar: Mantenga la glucosa dentro de los valores indicados por su médico. Un buen control glicémico es la medida más importante para prevenir daño a nervios y vasos.

  • Revise sus pies todos los días: Inspeccione la piel de los pies (plantas, costados, talones y entre los dedos) en busca de cortes, ampollas, enrojecimiento o cambios de color. Hágalo con calma y use un espejo o pida ayuda si le cuesta trabajo ver la parte de la planta de los pies. Detectar a tiempo cualquier lesión permite tratarla antes de que empeore.

  • Lave y seque bien los pies: Lávelos diariamente con agua tibia (no caliente) y jabón. Verifique la temperatura con la mano o el codo. Séquelos con cuidado, sobre todo entre los dedos. Aplique crema hidratante en la planta (no entre los dedos) para evitar que la piel se agriete.

  • Corte las uñas con cuidado: Córtelas en línea recta para prevenir uñas encarnadas. No las corte muy cortas ni en forma curva. Si no puede hacerlo usted mismo (por mala visión, heridas, uñas muy gruesas, etc.), acuda a un podólogo.

  • Use calzado cómodo y adecuado: Siempre use zapatos y calcetines limpios y que le ajusten bien. No camine descalzo ni con pos pies descubiertos, incluso en casa. Antes de ponérse los zapatos, reviselos por dentro en busca de piedrecillas u objetos que puedan lastimar. Prefiera zapatos con buen soporte, suela protectora y espacio suficiente para los dedos.

  • No fume: El tabaco daña los vasos sanguíneos. Dejar de fumar mejora la circulación en todo el cuerpo, incluidos los pies.

  • Haga ejercicio regularmente: Actividades sencillas como caminar o mover los pies y tobillos diariamente mejoran el flujo sanguíneo. Intente hacer al menos 35 minutos de actividad moderada cada día, según su capacidad.


Recuerde que la prevención diaria es la mejor estrategia. Un control adecuado de la diabetes y un cuidado meticuloso de los pies pueden evitar la mayoría de los problemas asociados al pie diabético. Ante cualquier signo de alarma, busque atención médica de inmediato. Con estos cuidados, es posible proteger sus pies y reducir las complicaciones graves del pie diabético.

 
 
 

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